Capítulo 10:Secretos

El ordenador sigue gripado. Stop

Estoy tirando de borradores. Stop

A ver si tomorrow puedo subir fotos y publicar juerves palomitero. Stop

De momento m veo en la necesidad d publicar otro capítulo culebronil. Corto y cambio

  Se había levantado una brisa fresca, Fani TT empezó a recoger los libros que había desparramado por la arena de la playa a la que se accedía desde los jardines de Palacio cuando escuchó a alguien acercarse a la entrada principal.

 -Todavía es incapaz de desprenderse de esa vieja reliquia- se dijo cuando reconoció la moto de Sir Gerard
Era parte de su encanto, esa especie de dejadez y desapego hacia lo material. Eso y su masculina mandídula,of course.
Descendió sin prisa, como si el tiempo pudiera detenerse a esperar su siguiente movimiento.
Fani TT, monarca de la Isla de Jatte, se mordió los labios al ver los fuertes músculos de la espalda marcarse en la camiseta. No podía dejar entrever su debilidad por el gran Maestre de la orden de los guardianes, no sería apropiado pero con gusto lo añadiría a su lista de errores.
-Majestad!- la saludó con la mano al verla

 La Reina, entrecerró los ojos fingiendo no reconocerle...fingiendo....fingiendo....
-Sir Gerard! qué agradable visita, acercáos, estaba ordenando todo este lio
-Permitidme, señora
Sir Gerard, se inclinó para recoger un cuaderno bellamente decorado y al hacerlo rozó la mano de la Reina, una descarga eléctrica, hasta sonora y totalmente visual se hizo presente
Fani retiró la mano azorada- Vaya, electricidad estática, soy una pequeña central andante- se rió bajito-Pero , por favor, entremos en Palacio, parece que refresca. De qué queríais hablarme sir Gerard?
La Reina se encamino hacia  la portezuela del jardin seguida por los dos pequeños perritos mestizos de ojos color miel. Ella pizpireta y divertida, interesada en todo. Él midiendo los pasos para adecuarlos a los de su Reina, mirándola con absoluta y rendida devoción y suspirando.
De pronto, Sir Gerard se sintió identificado en cierto modo con Sol
Hinchó los pulmones con todo el aire que fue capaz de absorber. Secretos, tenían que hablar de secretos. Dos personas y sus secretos, los secretos de otros, los del Reino y el más grande de todos, el suyo propio.
La vió caminar delante de él y quiso poder extender la mano y tocarla. Quiso rodearla con sus brazos, tenía sed de su boca, tenía hambre de ella. No le importaba si era Reina o plebeya, sólo quería ser tan imprescindible para ella como el mismo aire.Quería abrazarla fuerte, acariciarla suave, beberla deprisa, saborearla despacio, escucharla lento, hablarle rápido, bailarle cerca, desearla lejos, lo quería todo, lo deseaba con tanta intensidad que hasta dolía. Tendría que esperar.....

To be continued...

Rosemunde Lovelace