Capítulo 38: Herido

Glophy caminaba deprisa, a MRous le costaba seguir su ritmo aunque ya conocía el destino así que de cuando en cuando ganaba terreno cogiendo un atajo. Se devió hacia su derecha para seguir el sendero semiescondido y abrió la verja para atravesar las antiguas tierras del Reino.

Rocky, el precioso collie de Sir Henry, husmeaba un árbol feliz por el ejercicio.
La niebla caía como un manto húmedo, le costaba divisarlos pero pudo verles avanzar. Sir Henry asiendo firmemente la mano de Lady Angie.
Decidió unirse a ellos
-MRous! no esperaba verte aquí- la saludó lady Angie tiritando ligeramente
-Creo que vamos al mismo lugar- sugirió sir Henry, siempre tan perspicaz
MRous asintió
-Glophy nos lleva algo de ventaja

 -Glophy?-Sir Henry frunció el ceño-No debemos dejarle llegar antes
-Tranquilo, creo sus intenciones nos son favorables
-De todos modos es mejor que nos demos prisa-silbó a Rocky que trotó alegre hacia el grupo y miró con preocupación al horizonte sin conseguir distinguir nada. Su sexto sentido era bien conocido entre los guardianes y pocas veces se equivocaba-algo me da mala espina.
En cuanto terminó de pronunciar esas palabras una flecha surcó el aire frio cortando la niebla como un cuchillo y se clavó en su hombro.

Sir Henry soltó la mano de Angie y se dobló con gesto de dolor
-Marchaos! son exploradores, avisad a los demás
Angie le sujetó
-Vete! necesito que lleguéis al Pabellón!
-No pienso dejarte aquí!
Su premonición sobre el dolor acaba de cumplirse, la herida de Henry la sentía como propia.
Dos figuras se acercaban moviéndose con aire de suficiencia.

 MRous tiró del brazo de Angie
-Vamos!
Angie se resitió pero al ver el gesto firme en la cara de Henry corrió con MRous. Los presagios estallaron en su mente. Se volvió brevemente para ver a aquellos dos hombres altos y ceñudos ataviados con unos pesados trajes negros sujetarle por las axilas obligándole a ponerse en pie. Se rieron y las dejaron ir.
Las dos ladys no pudieron ver a una tercera figura ágil y poderosa acercarse a la escena.
Los captores dejaron caer a Henry al tiempo que hincaban rodilla en tierra
-Príncipe Ethan, hemos interceptado a uno de ellos. Las mujeres han huido, dudo que lleguen a tiempo
Rieron entre dientes
Ethan caminó unos pasos intentando distinguir la identidad de las ladys, puso la mano sobre la empuñadura de la espada y respiró hondo.


To be continued....

Rosemunde Lovelace