Utopías dietísticas

 
Ojeando una revista tipo McGyver ( esas que lo mismo te asesoran sobre el euribor que sobre una mascarilla casera de huevo podrido y avena, cómo hacer un cojin con un par de trapos de cocina o lo que se llevará la próxima temporada......o sea el Mia y el Clara) acabo de ver un anuncio de mis queridas galletas devoragrasas.

Con semejante nombre la cosa promete. Lo confieso, durante una temporada me enganché a ellas (aunque el nombrecito en portugués era como para pillar una depre aguda....devoragorduras......se puede ser menos sutil??? que ya sé yo que lo que tengo es gordura y no ligera hinchazón linfática efecto del agujero de ozono pero hombre.....)

Como galleta la cosa tenía su aquel, como seas de mandíbula débil ni las pruebes..SON DURAS COMO PIEDRAS. De vez en cuando un gránulo de sabor cítrico me recordaba que había elegido las de yogur con guayaba a la lima.

El tema rozaba casi el trance místico porque cada vez que me comía una estudiaba la caja en profundidad y me imaginaba las nanopartículas de las galletas como voraces caballeros del zodiaco en miniatura aproximándose a mis adipocitos y destruyéndolos en plan cataclismo del mundo grasa.

Vamos, que para mi las galletas eran como la Virgen de Lourdes apareciendose y haciendo el milagro de rebajarme una talla.

Tras unas seis cajas mi entusiasmo inicial fue decayendo. Ya se sabe que paras las cosas del adelgazamiento hay que tener fe, perseverancia o una braga faja sobaquera como la de Beyoncé.

Así que ná, en cuantito abra la mercería la flor de lis me lanzo rauda y veloz a la calle a por la faja.

Viñeta by Agustina Guerrero


Love and kisses,

Fani